Historias de las siete centurias trágicas
Las centurias trágicas son periodos de tiempo de más o menos cien años matergeanos que, en muchos casos son simplificados como las Tragoedias, en las que grandes amenazas se cernieron sobre los Aquilenios en un Sidera abiertamente hostil.
La más breve de ellas fue la segunda, que duró 89 años MG y la más larga la séptima, que duró 125 años MG.
Solo se ha conocido una bicenturia, que ha permanecido oculta en los registros, y se produjo, según estimaciones, en el año 3.300 al 3.500 AC (Aquilenia Condita, desde la fundación Aquilenia).
Las Centurias Trágicas fueron periodos inestables de guerras recurrentes y continuas con menos de un año MaterGeano de interludio entre enfrentamientos, donde los protoaquilenios se enfrentaron a diversos enemigos, matergeanos o gerionianos en diversos sistemas.
Las guerras y combates de las Centurias Trágicas fueron intensas y dieron pie a la creación formal de la Garra, aunque se ha ocultado mucha información; se sabe que se valieron de todo recurso y capacidad que pudieron para preservar el germen de esa civilización incipiente. Pusieron en marcha diversas formas de combate, entre ellas la creación de grandes ejércitos hoy prohibidos: las Inteligencias Mecánicas, los primeros senevitae de inteligencia progresiva y adaptable con centros de apagado controlados.
Los enfrentamientos en las CT fueron en diversos sistemas, desde las cuatro primeras en el primer sistema que colonizaron durante más de mil años, en los que no toda la sociedad Aquilenia estuvo participando, permaneciendo en las grandes naos de estasis que los preservó.
Fueron los Héroes Antiguos los que defendieron ese sistema, los que trataron de hacerlos habitables por sus múltiples riquezas y que explotaron el sistema, al comprender que no sería totalmente habitable, hasta dejarlo en ruinas, pero alimentando así la gigantesca maquinaria peregrina.
Las Centurias Trágicas se prolongaron en muchos sistemas que habitaron los protoaquilenios después de abandonar Cthonia definitivamente, en el 3.102 después de MaterGea, donde visitaron:
- Nicte, que resultó habitable solo 16 años hasta que los huracanes de ácido emergieron de su letargo.
- Borealis, donde se produjo la única bicenturia trágica que quedó oscurecida en los anales y no se puede encontrar más información de ella, salvo que vayas a Borealis y busques entre los cascotes incinerados y el metal.
- Tereucos.
- Clatha, donde se produjeron la V y VI Centurias.
- Ener y Ether, donde se realizaron varios de los avances de la sociedad futura Aquilenia y se prohibieron los senevitae autónomos.
- Calímedes, lugar de la Centuria Trágica VII y donde, tras doscientos años, se estableció la base avanzada que daría pie a la llegada al sector Aquilenio.
En estas Centurias Trágicas los enfrentamientos, la guerra, el hambre y la destrucción presidieron el periplo Aquilenio (proto aquilenio, por entonces) y forjaron su ardiente aversión hacia todo lo no matergeano, hacia los gerionianios, todo ser vivo de base no-matergeana, tanto mecánico como orgánico. Se promulgó el Tenebris Acta Excomunicate Gerioniensis por el que salvo los Lictores Geriones, nadie más podía contactar con esas especies y razas.
No fue una razón xenófoba sin argumentos, sino que tuvo que ver con un exceso de confianza que fue reconvertida por fuerza de la experiencia (y de las peores experiencias) en una fuerte desconfianza, en una ira sorda por las muchas vidas perdidas, toda una nao Peregrinatio, que dio a lugar a esa rabia hacia lo externo.
Fueron esas Centurias Trágicas las que dieron comienzo a la aparición del Aeshma Mitraísmo en las primeras colonias guerreras asentadas, donde la prospección y combates en los fríos mundos ajenos dieron paso a la aparición de figuras míticas que se decía que ayudaron a los protoaquilenios en sus momentos de mayor necesidad y dificultad, en el yunque de la guerra en medio del Sidera.
La primera Centuria Trágica. 101 aMG. -3000AC.
La primera Centuria Trágica ocurrió durante la primera Oleada Gerioniana, cuando una raza hostil atacó, tras los primeros veinte años de asentamiento en Dauro, el primer planeta del sistema Cthonico.
Este sistema colonizado por los protoaquilenios prometía ser fuente de riquezas y capacidad de asentamiento, un lugar ideal donde desembarcar a todos los peregrinos del viejo sistema tras más de mil años de travesía, donde las propias naos desarrollaron sus subcivilizaciones y clanes bajo el emblema del Aquila. Si bien habían hecho el juramento aquellas cinco primeras tribus más las que se les fueron sumando, se les llama protoaquilenios, pues no fueron Aquilenios propiamente hasta que se consiguieron instalar concretamente en el sistema al que dieron ese nombre. Así, el sistema Cthónico fue una estación de paso durante quinientos años (se había conseguido alargar la vida de los vitae hasta los doscientos cincuenta años mediante terapias génicas que quedaron inscritas en sus Herencias Genómicas, si bien la duración de la vida media ha fluctuado a lo largo de los años).
Durante la primera Centuria Trágica, que acompañó a la pérdida de una de las Arcas (cuyo contenido pudo recuperarse parcialmente en el Sistema de Asteroides del Metal, en los confines del sistema) tuvo como protagonistas a una raza gerioniana cuyo nombre no se ha conservado en los archivos (excomunicate) pero sí sus características (hay que ser de alto nivel para acceder a ellas).
La raza gerioniana consideraba este sistema su protectorado, un entorno ideal para asentar sus nidadadas cada lapso de trescientos años, y si bien tenían capacidad para comunicarse mentalmente mediante porciones de imágenes significantes (el Directorio Comunicationis se ocupó de ello) no estaban dispuestos a ceder ningún espacio, estando en su derecho, como los protoaquilenios lo estaban de buscar un nuevo hogar.
Habiendo varias cosechas fundamentales en marcha y reabastecimiento para las Nao Peregrinatio que permanecían en lo más exterior del sistema, fuera de la vista, los protoaquilenios se defendieron con fiereza, evitando la masacre al utilizar la maquinaria agrícola con ciertas modificaciones para suponer un verdadero enemigo físico.
Se aplicaron los protocolos defensivos y la hermandad de los peregrinos crearon el germen de la Garra, defendiendo el planeta con extrema efectividad frente a un enemigo que no entendía de estrategias ni de táctica sino que acudían con gran cantidad de fuerzas a un enfrentamiento que esperaban resolver por amplia mayoría numérica.
Los protoaquilenios se enfrentaron a ellos en todas las oleadas, recibiendo refuerzos continuos desde el Sidera por parte de las Naos y de contando con los primeros Senevitae de combate que fueron vitales para vencer.
Los combates se sucedieron en rangos de cinco y diez años en diversas oleadas, pues los gerionianos no variaban sus frecuencias. No fue hasta que la Legio Obscura, una unidad de élite que fue formada durante treinta años en una nao construida a tal efecto, se adentró en un sector oscuro, siguiendo a los gerionianos en retirada, con varias poderosas naves-bastión y aniquilaron a toda aquella raza a finales de la Centuria Trágica, anotando todo lo que observaron en aquel crisol de guerra, puesto que el sistema al que acudieron era una colonia de aquellos gerionianos. Bombardeando su estrella solaris pudieron aniquilar a toda aquella raza después de combatirlas en su propio terreno con los oscuros y olvidados medios que tenían en aquel momento y que se consideraron como necesarios para la supervivencia.
II a IV Centurias Trágicas
La II Centuria Trágica, ocurrida 30 años después de la primera, y se la llamó «la Centuria de las Guerras Gorgoneas». Fueron una serie de enfrentamientos acaecidos contra una civilización matergeana pero que se había mezclado con bases gerionianas. Se hacían llamar Gorgóneos y los comandaba una terrible comandante, una Renya Sidera de nombre Malaertes, que pasó a los anales de la historia protoaquilenia como la Madre de la Guerra.
Eran seres híbridos, de muchas formas distintas, y con un fuerte instinto depredador que les convertía en funestos cazadores y foenikiae, asaltando otras naos y civilizaciones en todo el segmento del brazo galáctico sin piedad.
Con los protoaquilenios se comportaron implacablemente, pero conservando una suerte de retorcido honor que ellos emplearon para su beneficio en la guerra. Fue la primera vez que se designó el cargo público de Impeartor Belli, y lo ostendó Andrómaca Licura, de la extinta casa Licura, Tribu Attaricos. Hay estatuas suyas en cualquier asentamiento de los Aquilenios y se la designa como faz protectora de Aeshma Mithra, invocándola cuando hay que defenderse de enemigos externos.
Esta Centuria Trágica, la segunda, duró 89 años hasta que, sin explicación, los gorgóneos se retiraron de nuevo al Ultra Sidera, después de haber atacado tres de los cinco planetas sin descanso durante casi nueve décadas con todo tipo de estrategias, en busca de tecnología que devorar para sus propios usos.
La Tercera Centuria trágica ocurrió una decena de años después, pero no englobó esta vez al sistema Cthonico sino que fueron una serie de largas y agotadoras campañas a lo largo de 105 años en las inmediaciones del sistema y que atacaron a los astilleros sidera donde se construían nuevas naos, dispuestas en órbita al sistema. Esta Centuria fue de las más extrañas puesto que el enemigo eran naves que pretendía destruir a las protoaquilenias sin ningún tipo de comunicación ni poderse estudiar. Eran oscuras y se confundían fácilmente con la oscuridad del propio Sidera. Se supuso que eran Gerionianas, y la Centuria acabó cuando una fuerza naval aquilenia pudo rastrear a un comando hasta dar con lo que parecía ser una base itinerante y destruirla desde dentro. Los archivos de esta Centuria Trágica están clasificados, pero después de ella hubo un fuerte salto tecnológico dentro de la civilización protoaquilenia, pudiendo desarrollar una tecnología que permitiera viajar por el Sidera a través de lo que se llamaron los Corredores, que permitía alcanzar largas distancias en diversos saltos, ampliando así la capacidad de viaje.
De la IV Centuria Trágica solo se reucerda su duración, 110 años, y que ocurrió casi en los últimos sesenta años de permanencia en el sistema Cthónico, mientras ya se buscaba otro lugar y varios saltos seguros a los que desplazarse.
Por entonces ya se había explotado los cinco planetas al máximo:
- Dauro
- Tilenion
- Selman
- Dómenes
- Carnio, el sistema binario
Así como el cinturón de asteroides metálicos, de los que se extrajo todo lo utilizable. Fue en el último gran asteroide, un planeotide, prácticamente, donde apareció el último enemigo: los Crenan, una civilización de base de silicio que había permanecido en letargo en ese planetoide y que tenía la capacidad de proliferar gracias a su composición, que formaba nuevos individuos consumiendo material inerte y formando rápidamente una gran colonia que atacó de inmediato a los protoaquilenios.
Poco se sabe de ellos salvo el nombre de algunas batallas y la aparición del Igneo Draco, una criatura monstruosa y gigantesca que solo pudo ser aniquilada al precipitarla contra el orbe solaris.